11/8/07

Esclarecido.


A veces una pena es tan grande, que por muchos años que pasen el dolor sigue ahí, imperecedero, y se crea un tabú, se convierte en un tema a parte, del que no solo nadie puede hablar sino que nadie debe ni puede preguntar por temor a reabrir heridas que nunca llegaron a cerrar. Pero quizá un día, sin más, sale un fleco y con mucho tacto el ignorante va preguntando y su interlocutor le va respondiendo, hasta que las cartas se ponen sobre la mesa disipando todas o casi las dudas que pudiera tener. Llenando un vacío que se intentaba cubrir con elucubraciones de qué paso en realidad.

La conversación se hace por tiempos dolorosa y nostálgica, incluso tiene alguna pincelada graciosa, y el resultado es la satisfacción de tener en su poder la verdad de aquella pena tan grande que seguirá presente en las vidas de todos o casi todos los que la vivieron.

Siempre serás mi Reina Mora.

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