15/1/07

Proceso de Bolonia

Tiene como precedente la firma de la Carta Magna de Universidades por parte de rectores de universidades europeas y diez años después, la Declaración de Sorbona en una reunión de ministros de educación de cuatro países europeos (Alemania, Italia, Francia y Reino Unido). Un año después, 29 ministros de educación europeos firman la Declaración de Bolonia, que da el nombre al proceso y en el que se basan los fundamentos del Espacio Europeo de Educación Superior (EEES), que estará finalizado en el año 2010.

En reuniones posteriores, se perfilan más cambios y se añaden más estados (Comunicado de Praga, Comunicado de Berlín, y Comunicado de Bergen), aunque el ritmo de implantación es desigual entre los diferentes firmantes. La próxima reunión está prevista que sea en Londres en el 2007.
Algunos de los cambios más evidentes son:

* Sistema Europeo de Transferencia de Créditos (ECTS - European Credit Transfer System en inglés). Con este sistema se quiere mejorar la comparación y transferencia de los cursos impartidos en cualquier estado europeo. Para calcular la duración de un crédito se enfatiza el tiempo de estudio que tiene que dedicar el alumno que no el número de horas lectivas.
* Suplemento Europeo al Título. Es un documento que se anexa al título y que describe los estudios cursados para hacer posibles una homologación y comparación a nivel europeo.
* Sistema de titulaciones de 2 ciclos. Partiendo del modelo anglosajón, las titulaciones consistirán en un primer ciclo de carácter genérico de 3-4 años de Grado (Bachelor en inglés) y un segundo ciclo de 1-2 años para la especialización, el Máster. La diferenciación entre diplomaturas y licenciaturas, por ejemplo, ya no existirá.
Desde sus inicios el proceso ha recibido críticas de varios ámbitos en toda Europa por distintas razones enmarcadas en la idea de que las reformas pretenden una progresiva política de mercantilización del mundo universiario.

Entre estas razones destaca lo que se entiende como equiparación práctica del horario estudiantil al de un horario laboral debida al aumento de las horas lectivas presenciales obligatorias que se requieren para aprobar la cantidad de créditos necesarios.

Es decir, estudiar a jornada completa.

Esto dificultaría todavía más (sino imposibilitaría) lo que en estos momentos ya supone un problema: trabajar y estudiar al mismo tiempo.

Se entiende desde los sectores críticos al plan de Bolonia que el cambio provocará una elitización de la enseñanza universitaria en cuanto para acceder a ella será necesario disponer de cantidades ingentes de dinero sin tener que trabajar para ello.

Además, el aumentar la cantidad de horas lectivas para acceder a estudios especializados de posgrado se ve como otra criba para apartar a aquellos con menos recursos económicos de lo que se entiende como los niveles altos de conocimiento universitario.

Estos aumentos en los costes económicos (de tiempo y dinero) que supone la adaptación al EEES, no se compensan con un aumento eficaz de las ayudas y becas nacionales o europeas en este ámbito.

Otro argumento es que la universidad, en el plan Bolonia/EEES, se concibe como productora de individuos válidos para introducirse en el mercado laboral europeo. No se trata ya de desarrollar y transmitir conocimiento o incluso conocimiento con aplicación social sino de formar trabajadores. En este sentido cualquier aplicación social del conocimiento va a tener que ser impulsada por empresas privadas y, por tanto, presumiblemente motivada por intereses privados (que no públicos).

Esta denunciada mercantilización del conocimiento se relaciona con un informe presentado en 1995 (tres años antes de aparecer la Declaración de Bolonia que sienta las bases del EEES) por la European Round Table of Industrialists (ERT) o Mesa Redonda de los Empresarios Europeos, lobby que agrupa a ejecutivos de multinacionales como Nestlé, British Telecom, Total, Renault o Siemens entre otras, titulado Educación para los europeos. Hacia la sociedad del aprendizaje que incluye lo siguiente:

"El objetivo de este informe es simplemente presentar la visión de los empresarios respecto a cómo ellos creen que los procesos de educación y aprendizaje en su conjunto pueden adaptarse para responder de una manera más efectiva a los retos económicos y sociales del momento.

La ERT espera que añadiendo la visión práctica de la empresa a las bien documentadas opiniones de los especialistas en este campo, se pueda ayudar a provocar los urgentes cambios que, a nuestro juicio, requieren en la actualidad los sistemas educativos europeos."

Así pues, la visión crítica frente al plan Bolonia se fundamenta en la idea de que el poder económico europeo, representado por estos poderosos lobbys de conglomerados empresariales, han sentado las bases de esta reforma universitaria que, pese a incluír cambios que se juzgan positivos para desarrollar un espacio común de educación en Europa, camufla otros que convierten la educación universitaria en cantera para las grandes empresas privadas, y una suerte de club elitista al que uno dificilmente podrá acceder a menos de que provenga de una familia con un poder adquisitivo importante.

No hay comentarios: